Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, ha anunciado este domingo la finalización de la "Operación Kayla Mueller" en el norte de Siria, que ha acabado con la muerte del líder del Estado Islámico, Abú Bark al Baghdadi. La joven que da nombre a esta operación de las fuerzas especiales es una cooperante estadounidense cruelmente vejada y asesinada tras caer en poder de Estado Islámico.
Kayla murió asesinada por los yihadistas en el año 2015, a los 26 años de edad. Según informó la CNN en su día, la cooperante fue asignada a uno de los miembros del ISIS "como una especie de novia". El Estado Islámico envió a la familia de la cooperante una supuesta confirmación de su muerte, con un mensaje que incluía fotos del supuesto cadáver de la joven.
El grupo terrorista retenía a la Mueller desde agosto de 2013, tras capturarla en la localidad siria de Aleppo, mientras la joven realizaba tareas humanitarias. El Estado Islámico, que había pedido siete millones de dólares de rescate por Mueller, atribuyó su muerte a un ataque aéreo jordano sobre sus posiciones en Raqqa, la capital de los yihadistas en Siria, y donde la tenían retenida.
Todas las temeridades que sufrió Kayla durante los años, lo cual le hacen víctima en todos los sentidos del ISIS, llevaron a poner su nombre a esta operación que han llevado a cabo las fuerzas especiales y que se ha dado por concluida.
En una entrevista el pasado domingo en ABC News, Carl Mueller, padre de Kayla, decía: "Acabamos de enterarnos de que todo estaba dedicado a Kayla gracias al general Milley y es muy conmovedor". Añadía que: "El presidente Trump la mencionó hoy en su declaración y dijo que merecía lo que recibió por lo que le hizo a Kayla". Por último, aseguró: "No se olvida, y eso es importante".
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